martes, 9 de agosto de 2011

Mes de ofrendas y agradecimientos. Un nuevo ciclo comienza y los pueblos de América del Sur lo celebran


La Ceremonia a la Pachamama, Madre Tierra y Madre Tiempo, es la festividad más importante de los pueblos andinos. Pinamar, seno de estas culturas, no es ajeno a esta tradición. Coincidente con el mes de Agosto, mes de la fecundidad, entre los días 1° al 27, las comunidades Originarias agradecemos a la Pachamama, Madre Tierra y Madre Tiempo, por los frutos que ella brinda. La Colectividad Boliviana de Pinamar y el Programa Intercultural Araí Ruguay/Rabo de Nube invitamos a la comunidad a compartir esta celebración el viernes 26 de Agosto en la Plaza Bolivia de Ostende (Av. La Plata y Av. Central) a partir de las 15.

Ritual de la Pachamama
La Ceremonia a la Pachamama es un acto comunitario e íntimo a la vez. La Plaza Bolivia fue elegida para erigir la huaca, lugar sagrado destinado a ofrendarla. Las autoridades de ceremonia preguntan a sus hermanos lo que sienten y comunican sus intenciones sobre una hoja de coca. Luego, en calidad de mayores, van transmitiendo esos pedidos a la Madre Tierra. Para los quechuas, el ritual está a cargo del altomisayoc; para los aymaras, del yatiri.
La ceremonia se inicia con el encendido del fuego sagrado que iluminará el espacio cuando la luz del sol se haya apartado del horizonte. Los oferentes formarán un círculo ceremonial alrededor del hoyo, que simboliza una Paqarina, un útero simbólico en la tierra, y un Pachachaka o puente con las instancias superiores.
A las ofrendas se las llama, en el noroeste argentino, corpachada, que quiere decir “dar de comer a la Tierra”. Ellas se colocan sobre un aguallo, un manto multicolor. Sobre cuencos de arcilla se ubican la chicha, las hojas de coca, flores, perfumes, semillas y otras cosas provenientes de la Tierra. Algunas de las ofrendas se queman para Jananpacha, el mundo de arriba. El viento, cual mensajero, las elevará hacia los cerros y hacia el cielo. También se debe rociar la Tierra con un poco de las bebidas rituales. Cada uno brinda con la Tierra. “Ella vive y siente como nosotros y debemos brindar con ella”, dicen los que saben.
Luego, el pueblo canta y baila para Ella. La música y la danza despertarán a la Tierra de su descanso invernal. De todas las danzas andinas sobresale el carnavalito. Esta danza comunitaria imita los movimientos de los astros, el Sol y la Tierra, en una eterna danza de seducción y alegría. Los bailarines van y vienen. Llevan en sus sombreros el arco iris. Verde, azul, violeta, rojo. Sus pies descalzos tocan la Tierra como si fuera un gran tambor.
Al culminar la jornada, cada uno debe colaborar en cubrir el hoyo. El lugar ceremonial será marcado con una piedra plana. El tiempo de la siembra habrá comenzado…

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