miércoles, 13 de febrero de 2013

Como si fuera una película de Favio



Por María Adelina Mercuri
El último jueves pasadas las 11 de la noche llegaron a la dependencia policial de Pinamar tres menores, dos hermanas de 15 y 16 años y un joven de 16, escapando de una posible red de trata de personas en situación de vulnerabilidad que obligaban a las jóvenes a ejercer la prostitución. El joven en cuestión es hijo de Alejandro Aguirre, imputado del delito de trata de personas  Este personaje oriundo de Florencio Varela vive en Pinamar desde hace cinco años y está ligado políticamente al presidente del Concejo Deliberante de Pinamar, Alberto Germain.

Una de película
Las chicas llegan a Pinamar a través del ofrecimiento de trabajo de un vecino de Florencia Varela, ciudad del conurbano bonaerense de donde provienen las chicas. La propuesta  fue realizada a la abuela de las menores, las chicas son huérfanas de padre y madre. Ni bien arribaron a la ciudad las niñas fueron llevadas a una casa ubicada en la calle Constitución e Intermédanos y sometidas a la prostitución. La modalidad no escapa a lo habitual en estos casos, las chicas son custodiadas de día, trabajan de noche y no disponen de un centavo.



El encargando de cuidarlas era a el hijo de Alejandro Aguirre, alias el Japonés, quien se encuentra imputado en el posible delito de promoción y facilitación de la prostitución de menores. El chico protagonizó el doble rol de pequeño proxeneta y rescatador. El adolescente de 16 años, que fue iniciado en el delito por su progenitor, declaró que fue engañado mediante la promesa de un trabajo en el Concejo Deliberante que su padre conseguiría por medio de su relación con concejales. Pero no supo identificar quién o quiénes eran los ediles. La promesa contrastó con la realidad delictiva que lo esperaba al llegar también de Florencio Varela. En principio el joven confraternizó con las chicas, su tarea consistía en la cobranza de los servicios prestados por ellas. Y como en un film de Leonardo Favio, tantas veces retratado, en medio de las miserias humanas nació el amor unidos por un destino inexorable. Entonces fue cuando el chico se decidió a ayudar a las hermanitas y escaparon los tres del sometimiento.

El recorrido de la denuncia
Los efectivos policiales revelaron que ante la denuncia de los jóvenes dieron intervención inmediata a la Unidad Fiscal Descentralizada de Pinamar a cargo del fiscal Juan Pablo Calderón, y éste a su vez dio parte, por tratarse de menores, al Servicio Local y a los profesionales municipales el Lic. Walter Montero y la Lic. Edelweiss Loza quien realizó la evaluación de las menores.

Los tres  menores declararon  que  su llegada a la costa era bajo la promesa de propuestas de trabajo. Los primeros días las chicas trabajaron cuidando niños y volanteando. El dinero que manejaban era el indispensable para los gastos mínimos. Después vinieron las propuestas para iniciarlas en la prostitución: “Vas a ganar mucha plata” “Quinientos pesos en un hora” “Te vamos a llevar a lugares con gente limpita”.   Las casas frecuentadas están ubicadas en Marco Polo 451, otra en Martín Pescador y una tercera en Ostende cuya dirección exacta no supieron dar. Los tres chicos estaban alojados en una vivienda de la calle Constitución e Intermédanos, frente a la Terminal de Ómnibus de Pinamar. Si bien las chicas no estaban privadas de su libertad (es decir encerradas bajo llave), el fiscal entendió que sí había privación de la libertad por la situación de vulnerabilidad y la coacción que se ejercía sobre ellas.

Por su parte el joven de 16 años, hijo del denunciado, llegó a la ciudad engañado bajo la promesa de trabajar en el Concejo Deliberante, declaró que en varias oportunidades intentó persuadir a su padre por lo que le hacía a las chicas y en una ocasión que salió en defensa de ellas, Aguirre lo apuntó con un arma manifestándole que “no le iba a cagar el negocio”.

En la tarde del viernes el fiscal de UFI de Pinamar, Juan Pablo Calderón, se excusó por considerar que el delito de trata de personas pertenece al ámbito federal. Por lo tanto la causa pasó al Juzgado Federal de Dolores a cargo de Alejo Ramos Padilla. También se dio intervención al Centro de Atención a la Victima de Trata de Personas del Ministerio de Justicia de la Provincia.

Cuando los adolescentes terminaron de declarar fueron alojadas en el Hospital Comunitario bajo custodia. Calderon libró el oficio para el protocolo hospitalario que facultó la realización de los análisis de las menores y los tratamientos preventivos.

En el caso del chico su situación lo llevó a recorrer otro camino penal ya que su testimonio  está prohibido por el vínculo familiar. Si bien para muchos el escenario también lo encuadraría dentro del delito de “trata de persona en situación de vulnerabilidad” y con el agravante de la iniciación del menor en el delito por parte de su progenitor, el mismo fue caratularon como “Violencia familiar”. Por lo cual  intervino el Juzgado de Paz de Pinamar a cargo de la Dra. Silvia Guglielmetti que dictaminó la restricción de acercamiento de Aguirre en un perímetro no menor de 200 metros y por un plazo de 120 días.

Entonces el joven fue devuelto a su madre, en Florencio Varela, con la restricción de acercamiento de su padre. Tarea que deberá garantizar la comisaría de la zona.

Quién es Alejandro Aguirre alias “el Japonés”

En el debate de la reforma de la ley de trata de personas -cuyo proyecto endurece las penas para los autores y otorga más garantías a las víctimas-  aprobada por la Cámara de Diputado de la Nación el miércoles de 19 de diciembre de 2012, el legislador radical Ricardo Gil Lavedra indicó categóricamente: “No puede haber trata sin complicidad estatal, judicial, política y, policial”. Lo que ocurrió en Pinamar no escapa a este precepto

Aguirre alias “el japo” provine del conurbano bonaerense y desde hace cinco años se instaló en Pinamar. Hombre que se autodetermina peronista y kirchnerista, algunas versiones aseguran que es ñoqui del Senado bonaerense. Su intromisión en la política local arranca de la mano de Alfredo Baldini con su intervención como puntero barrial en las elecciones para intendente de 2011, esto es tan así que a cambio obtuvo una licencia de remisero otorgada por el bloque que lideraba Baldini. Más tarde “el japo” trasvasó a las filas de Alberto Germain, cuando el presidente del Concejo Deliberante evidenció sus diferencias, irreconciliables en ese momento, con el concejal Baldini -hoy secretario de Turismo del gobierno del MUPP- y su asesor Emilio Markovic.

Aguirre es un hombre con características violentas. Su arrebato se expuso cuando atacó a Baldini, circunstancia que trascendió en los medios, y que le valió una denuncia por agresiones. El “japonés” negó aquel ataque y en contraposición aseguraba que Baldini tenía con él una deuda que arrastraba desde la campaña, y que sus intenciones fueron solo las del reclamo. Poco tiempo después se pudo comprobar que tal deuda no existía. Que sí amedrentó a Baldini y que los verdaderos motivos de la ofensiva se debieron a las maniobras del secretario de Turismo para remover a Germain de la presidencia del Concejo. A partir del hecho “el japo” se volvió mano derecha de Germain y con ello las promesas de asenso, más aún después de los acuerdos entre el presidente del HCD y el intendente interino, Hernán  Muriale cuyos resultados derivarían en la creación del Juzgado de Faltas.

Aguirre siempre se mostró enemigo acérrimo del presidente del partido Justicialista de Pinamar, Roberto Porretti y su vicepresidente, Miguel Cabral. Mientras, la relación con Germain se profundizaba y escalaba posiciones hasta llegar a formar parte del entorno directo.

El presidente del HCD en la última sesión extraordinaria dio a conocer a sus pares las gestiones de la inminente realización de una planta de tratamiento de líquido cloacales. En las distintas reuniones que mantuvo Germain ya sea con el Concejo de Administración de la CALP o con el senador Emilio López Muntaner -enlace provincial para la concreción de tan necesaria planta-, Aguirre, hoy acusado de abuso de menores, se presentó como hombre de confianza de Alberto Germain.      


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