martes, 19 de febrero de 2013

¡Bronca cuando ríen satisfechos al haber comprado sus derechos!

Por Mariana Dufour
Las denuncias por trata de persona y explotación laboral en la playa realizada por Lucas Ventoso y la denuncia conocida la semana pasada sobre trata de persona y prostitución plasmada en la Fiscalía local por tres adolescentes que involucra a un hombre del entorno político de Alberto Germain, ha conmocionado a la comunidad y ha alcanzado una importante repercusión mediática a nivel provincial y nacional.
En los medios pueden leerse fuertes titulares que reflejan lo que esta ocurriendo en nuestra comuna y que tiene a la sociedad en vilo en espera de una palabra oficial que brinde tranquilad y la seguridad de que los temas serán repudiados, investigados, sancionados y expulsados sus responsables.



Muy lejos de esta actitud, las autoridades que nos representan - el intendente interino Hernán Muriale y el presidente del HCD Alberto Germain – han optado por negar todo y acusar de intento de extorsión a los periodistas y medios denunciantes o por mantener un silencio tramposo que avergüenza a la ciudadana representada (¿representada?).

Para ejemplificar lo dicho, esta semana Muriale mantuvo una entrevista con Radio Brisas en donde repudió las denuncias realizadas en su contra por Ventoso y aseguró que en Pinamar no hay esclavitud en las playas. “Lamentablemente tenemos a Pinamar en los títulos por malas cosas, por una denuncia del abogado Ventoso que cobra un sueldo en el Concejo para hacer sólo denuncias. Dice que hay trata de personas en Pinamar y no es así. Es un tema muy grave”.
¡Claro que es un tema muy grave! Grave por el trato inhumano que él y sus funcionarios, el director de Fiscalización Roberto Baena, y el coordinador de Playas, Enrique Arias, no vieron, no quisieron ver o, peor aún, tuvieron algún tipo de participaron en los hechos. Dada la visibilidad de la situación denunciada por Ventoso y el rápido desmantelamiento de las precarias casillas luego de publicada la nota periodística, lamentablemente, este ultimo supuesto es el que cobra mayor verosimilitud. Es por ello que el intendente debería haber sido el primero en lamentar los hechos que ocurren en su distrito, haber citado a sus responsables y haberle solicitado la renuncia, aunque más no sea, por incapaces.
Lejos de esto, Muriale insistió: “Existen los trapitos, como en todos lados (¡!). La playa es imposible prácticamente de controlar. Es gente que está trabajando, no están cometiendo ningún delito”. ¡Claro que los trabajadores no están cometiendo ningún delito! La denuncia es contra él y sus funcionarios, no contra los vendedores explotados.

Y como si la tarea de sus funcionarios no fuera ordenar la playa, y como si la venta ambulante fuera una novedad difícil de prever, el intendente interino explicó en otra entrevista:”Es complicado el tema de las playas que tiene dos aspectos. Uno, que es muy difícil de controlar con el personal que tenemos. Si querés hacer un operativo a la playa, tenes que ir con siete u ocho personas y a la tarde, fuera del horario municipal. Lo que le generará un costo muy grande al municipio en control”.

Sugiero a los lectores que relean los dichos de Muriale porque son increíbles e inaceptables. Si no puede controlar la playa, no esta capacitado para gobernar. Regla de tres simple.

Bronca cuando se hacen moralistas
y entran a correr a los periodistas
 “Y segundo – explicó Muriale al conductor radial Víctor Gamarra - es un tema social: mucha gente de Pinamar que trabaja y que se gana el sueldo y después debe pasar todo el invierno. (…) Igual hemos hecho procedimientos y secuestros, hemos trabajado. Se hace lo que se puede (¡!) Si no lo dejas trabajar generas, otro problema más, que es una persona desocupada a la que en el invierno la tenés que asistir” dijo el intendente, preocupado por la situación social de los trabajadores mientras rechaza lo que sucedía a la vista de quien quería ver: hombres y adolescentes necesitados de trabajar que fueron obligados a vivir en forma inhumana en casillas que horrorizan por su precariedad.
Pero el intendente prefiere acusar a Ventoso, a Adelina Mercuri, a El Mensajero de la Costa, a Pionero y a esta periodista de estar extorsionándolo por una pauta publicitaria. Parece que no importa si la noticia es veraz o no. Lo que le preocupa a Muriale es si se publica o no. ¡Increíble! ¿Increíble?

”Estas personas lo único que buscan es destruir, nada más" acusó Muriale sin fundamento alguno ante Gamarra y, sobre mi trabajo periodístico, dijo: “Es lamentable porque son cosas que rayan con la extorsión. Pero son cosas que son muy difíciles de probar". El intendente debería lavarse la boca con lavandina antes de opinar sobre mi trabajo y el de mis compañeros.

Bronca cuando a plena luz del día
sacan a pasear su hipocresía
Como si este sacarse las culpas de encima no hubiera sido suficiente,  finalmente, Muriale responsabilizó del “desorden” en la playa al HCD por “una ordenanza que permite 350 vendedores, más chocleros que tienen una ordenanza aparte”. La ordenanza mencionada es, en realidad, un Decreto (Nº 1508/12) firmado por él mismo el 13 de diciembre de 2012 y que se basa en el Decreto Nº 2552/11, firmado por su antecesor, Blas Altieri.
Quien ha disfrutado de las playas durante este verano ha sido testigo de la venta ambulante de cuanto rubro se pueda uno imaginar: milanesas, chipa, pizza en cono, ensaladas de fruta, tortas, panes, panchos, sándwiches, anteojos, ropa, relojes, tortas, bolsos, carteras, zapatos, churros, gaseosas, helados, ropa, barriletes, juguetes, bijouteri, mallas, curitas, peines saca piojos, encendedores, ollas, sartenes y anteojos invaden la tranquilidad y la salud de los bañistas.
Desobedeciendo la ordenanza que impide la venta de alimentos elaborados en playa, los controles bromatológicos brillaron por su ausencia. El coordinador de Playa, Enrique Arias, brilló por su presencia… en otras ocupaciones. El director de Fiscalización, Roberto Baena, se excusó de este control diciendo a esta periodista que Muriale le había quitado el control de la playa para dejarlo en manos de Arias (¡!).
Pero Muriale, digno discípulo de su mentor Blas Antonio Altieri, no es responsable de nada…

Bronca porque niegan con descaro
y nunca nada queda claro
En relación al delicado tema de trata de personas obligadas a prostituirse, que incluye a una persona del entorno político de Alberto Germain, ahora hombre de las filas del oficialismo (mal que le pese a Muriale), ni una palabra de repudio se ha dicho. Ni una manifestación de estupor. Ni una promesa de investigar y ocuparse del tema.

Esta periodista, mal acostumbrada a la actitud de estos políticos que supimos conseguir, se vio sorprendida gratamente por el llamado de un funcionario preocupado e interesado en colaborar en el tema. ¿Era Juan José Rodríguez? ¿Era Silvia Martin? ¿Era Germain? No. El llamado vino de la Subsecretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad de Florencio Varela.
Manuel Alberto Passalacqua, como autoridad de la localidad de origen de las niñas abusadas, ofreció todo su apoyo y el interés por contactarlas para protegerlas. Igualito que Muriale.

Mientras, mutis por el foro, Germain parece mirar la escena desde la butaca. Los concejales Rosana Di Pascuale, Roberto Porreti y Gabriel Vidauli ya solicitaron su renuncia, pero Germain continúa “trabajando” sin brindar señales de pretender explicar su relación con el imputado Alejandro Aguirre. Tampoco explica cómo es que no vio ni sospechó nada sobre su “actividad”; muchos menos, da muestras de dejar el sillón que le permita el tan codiciado doble voto.

Recordemos que el "Japonés" fue, también, puntero del ex titular del Deliberante y actual secretario de Turismo, Alfredo Baldini. Otro que tampoco da señales de sentirse conmovido por la situación aberrante que estas niñas debieron padecer.

Si, señores. Estos son los políticos que nos representan. ¿Estos son los políticos que nos representan? Si, porque nosotros lo permitimos.

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