por María Adelina Mercuri
La que suscribe, directora de este medio hace saber a la
comunidad y denuncia públicamente una campaña de desprestigio y agravios falsos,
impulsada por el seudo locutor llamado Diego Uribe. Las falsedades emanada de
su odio ancestral, afecta no solo mi trayectoria intachable en la comunidad,
sino la integridad de mi persona y la de mi familia.
LLege a este maravilloso lugar hace casi tres décadas con
mis escasos 23 años, con mi título de Instrumentadora Quirúrgica bajo el brazo
y el proyecto de una familia que pude concretar con felicidad. Estuve casada 21
años con un nombre maravilloso, Guillermo Capararulo, que representa todo lo
bueno que debe tener una persona y que gracias a Dios es el padre de mis hijas.
Hoy comparto con él una amistad que supera cualquier cosa. Pocas mujeres pueden
jactarse de tener una relación así, basada en el respeto, el amor y la admiración.
Esta campaña no es de ahora, data de unos años atrás cuando
Caprarulo por su capacidad, cosa carente en Pinamar, fue jefe de prensa del
gobierno de Porretti y Rafael De Vito. En ese entonces Uribe comenzaba sus
campañas chantajistas, desmereciendo la comunicación y el periodismo hasta lo más bajo. Superando
inclusive a otros. Cuando sus caprichos en detrimentos de otros colegas no
fueron satisfechos, Uribe inició el derrotero de desprestigio hacia mi persona
y por ende mi familia.
Luego mi labor periodística justo a Mariana Dufour y otros
compañeros como Sergio Michnowicz, Juan Demarchi, y Guillermo Jozami, lo puso
más nervioso ya que tenía que responder a los intereses espurios. Este grupo de
periodista iniciamos la era de un periodismo diferente, denunciante, comprometido,
desenmascarador de las hipocresías de una clase gobernante que avasallo y
avasalla los intereses del pueblo. Perimetralmente otro periodistas se fueron
sumando y así la cara de Pinamar puertas afuera, presento una comunicación
honesta y veraz que nos valió el reconocimiento de periodistas nacionales y
provinciales. Esta movida se sustentó en la invalorable labor de Lucas Ventoso,
y el apoyo incondicional en la tarea legislativa de concejales como Gabriel Vidauli y Roberto Porretti que han
sido sistemáticamente víctimas de este personaje siniestro que se llama Diego
Uribe.
El hombre recurre a todas las bajezas, violencia de género,
difamación, extorsión con real malacia. Sé que muchos lo toman como el bufón
del pueblo. Y eso es, “el bufón del rey”. Porque no trabaja solo para sus
intereses, tiene patrones: funcionarios del gobierno municipal que podrían salpicar
al mismísimo intendente. Concejales en ejercicio cuya juventud no les impide
remitirse a lo más ruin para socavar lo más sagrado: el trabajo de los
ciudadanos honestos.
Mis decisiones siempre se fundamentaron en la honestidad de
mis convicciones y en el bien común. Nunca desilusionaré ni a mis hijas, lo más
sagrado de Dios me dio; ni esta comunidad que pese a todo la amo, porque ella
me regalo amigos entrañables que son familia.
Trabajo por un Pinamar para todos, lucho por desterrar los
egoísmos y la gula.
Trabajo para que se impongan de una buena vez los valores
propios de una sociedad solidaria, digna, comprometida con el bienestar social,
sin patrañas, ni disfraces.
Trabajo todos los días con una frase en mi cabeza “Ved en
trono a la noble igualdad”.
Uribe podrá seguir mintiendo, fabulando, chantajeando,
arrastrándose, como un buen bufón. En todo caso su hijo le enseñará el plato de
madera. Pero yo, María Adelina Mercuri, madre, compañera, militante, amiga, no
bajaré los brazos jamás.
Maria Adelina Mercuri
16 497156
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