miércoles, 15 de agosto de 2012

La “Cultura” del atropello: mismas prácticas, distintos actores

Por María Adelina Mercuri
En el camino del reordenamiento municipal, después de cuatro meses de paro, la destitución de Altieri y el Municipio sumido en un déficit sin precedentes, el intendente interino, Hernán Muriale, alinea al personal con decisiones que favorece a sus acólitos. A fin de apuntalar su autoridad, con tintes altieristas, siembra el desazón entre los trabajadores que fueron marcados y sentenciados.

Los tejes y manejes de esta administración son la continuidad de una forma de gobernar. Aunque este gobierno se empeña en instalar el cambio de mando como una nueva organización gubernamental, la realidad muestra lo contrario. Las persecuciones ideológicas y las “vendettas” están a la orden del día. Éstas son padecidas por los empleados que osaron, hace poco más de dos meses atrás, reclamarle a Muriale y a los funcionaros, nada más y nada menos que el cumplimiento del pago de haberes y los aumentos prometidos en campaña. La consecuencia de estas prácticas permite que gente sin escrúpulos acceda a puestos inmerecidos.

“El personal del Corralón Norte es el que más sufre los atropellos -relató un trabajador a esta cronista-. No es secreto para nadie que los beneficios de las horas extras y otros privilegios son capitalizados por el personal del Corralón Sur”.


Entretanto el área de Educación y Cultura dependiente de la Secretaria de Carlos Bucheli va de mal en peor, entraron a escena (nunca mejor aplicada la metáfora)  los periodistas de sitio Web “depinamar”, Elizabeth Ocaña y Roberto Bohmer.

Los creadores de la página de Internet tuvieron un paso fugaz por la Biblioteca Popular Manuel Belgrano, a cargo de la prensa y difusión. La renovación de su contrato se vio afectada por el descontento de las autoridades con la tarea que realizaban. “No la realizaban”.

A su vez, Roberto Bohmer se desempeñaba y se desempeña como profesor de Teatro, sin titulo habilitante, en el Municipio. Las veinte horas cátedra fueron  concedidas por la subsecretaria de entonces, Claudia Solino, carga horaria que no cumplía y equivalían a $1.800 aproximadamente. La inefable Solino también los habría beneficiado con pautas publicitarias a cambio de elogiar su paupérrima gestión. No obstante, en un año sumamente productivo fueron la voz y la imagen de la campaña mupepista en canal 4. Pasadas las elecciones las nuevas autoridades del canal prescindieron de la imagen de ambos personajes, reemplazados por Karina Vega.

Mientras los de “depinamar” van tras un nuevo objetivo, la Subsecretaría de Cultura y Educación, Bucheli ataca y desprestigia a los trabajadores de Cultura por no cumplir con las horas cátedras. De esta manera el  recorte voraz se justifica. Paralelamente, el Secretario no solo apaña a Bohmer (indicado como “ñoqui” por los trabajadores) otorgándoles diez horas cátedras, sino que nombra a Ocaña  como coordinadora de los talleres de Cultura pasando por encima de gente mucho mas idónea en el tema.

La maniobra fue socarrona, fuentes allegadas confirman que quien estaría detrás del nombramiento, es el propio Muriale por  pago de favores de diversas índoles. Hasta ahora las acciones solapadas de Ocaña son dirigidas desde el Ejecutivo de manera informal. Aunque en la mañana de ayer Marta Villanueva, subdirectora de Personal, informó a los empleados de la nueva adquisición sin la presentación oficial.

Elizabeth Ocaño tampoco tiene títulos ciertos que avale su curriculum en su página de facebock exhibe: Coordinadora de inscripción a cursos en la Escuela de Artes Teatrales de 2002 a 2004. Recepción de solicitudes de inscripción - Atención telefónica - Diagramación de grupos - Asistencia a docentes. Coordinadora de docentes en la Escuela de Artes Teatrales de 2001 a 2004 Asistente en la selección de docentes de diversas disciplinas artísticas. ¿Bajo que titulo ejerció las tares? No esta especificado  Todo hace entrever que se trata de labores administrativas.

Las estratagemas de Bohmer y Ocaña no tienen límite y ésta se vio reflejada con la publicación del Semanario Pionero, del sábado 5 de agosto en una nota firmada por Raúl Coronel. En dicha nota se presenta un listado escañado de la nomina de talleristas y sus horas cátedras. El detalle es un informe interno que partió del área y se escurrió de los carriles administrativos para llegar a la redacción de Pionero. En él, se “escracha” a todos los talleristas. Pero extrañamente en las referencias, Roberto Bohmer aparece sin horas cátedras, cuando contaba con veinte horas antes de la reducción y con diez actuales, convenidas con Muriale,  Bucheli o la Ocaña. Para estas alturas, todo lo es lo mismo.

Más allá que la intencionalidad del informe era descalificar a los trabajadores y desacreditar la protesta (reafirmado en la nota al pie del periodista), la falsedad del chivatazo de Bhomer  hace sospechar de todo y de todos. Esto incluye al director del semanario cuyas elecciones periodísticas suelen estar teñidas de sospecha.

Hace poso menos de un mes PinamarInfo realizaba una nota con Bucheli. En ella destacaba: “Se va priorizar la forma y el trabajo”. En ese momento, el secretario parecía decido a dar un vuelco en la conducción de Cultura. Inclusive tuvo una sentida autocrítica por haber dejado en Solino toda la carga, sin tener conocimiento del área que se encuentra bajo su  responsabilidad. Pero, en el caso de Bohmer, quizás por directivas superiores, Bucheli parece haber olvidado lo pregonado a esta cronista.

Tampoco trabajó con las personas mencionadas en aquella entrevista: Cristina Daniele, Silvia Kauderer y la coordinación de Manuel Valdivieso. Además de Romina Avalos (agente 12), quien se ha encargado de sincronizar los talleres hasta ahora y ha sufrido las zancadillas de la pareja.  

Varios son y fueron los talleres descartados de la curricula de Cultura. Wezt y Medina a cargo del balet municipal quedaron afuera del staff con veintidós alumnas. Así como Marcelo Divres con una nomina de quince personas que conformaban el coro municipal, y Carlos Acorinti con seis horas cátedras. “Lito” Melfi y Adriana Aguiar también fueron apartados. A Marcelo Hernández, docente de talla en madera, en un principio se lo borró. Pero luego de hablar con las nuevas autoridades se lo reincorporó, su taller es uno de los más concurridos. Si bien la poca o mucha asistencia de personas no hace ni a la excelencia, ni a la continuidad de un taller, lo que demuestra la actitud de Bucheli y su nueva coordinadora, Elizabeth Ocaña, que el Subsecretaría de Cultura y Educación no tiene norte. Persevera la inoperancia. Se evidencia la falta de políticas culturales y el diseño de una estrategia. Continúan los pagos de favores. Y se obtiene la certeza de que este gobierno, hoy en manos de Muriale, persigue los mismos objetivos de siempre: “la destrucción de la Cultura y Educación  en Pinamar”



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