domingo, 15 de abril de 2012

Crisis en Pinamar: a las renuncias de los funcionarios se sumará la suspensión del intendente


Por Mariana Dufour (Desde Pinamar, especial para AgePeBa) / Jorge Liberanome, hoy ex titular de la sede del Instituto de Previsión Social de Pinamar, es el líder de los patoteros que agreden a concejales y periodistas, lo que mereció el repudio de ocho de los diez concejales y el envío de informes a su autoridad provincial. Minutos después de aprobarse esta medida, Liberanome recibió un comunicado donde se le notificaba el definitivo cese de sus funciones. Recordemos que Liberanome es ex candidato a primer concejal por el PAUFE, partido que llevaba como candidato a gobernador a Luis Patti, hoy condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.

Carlos Oricchio es uno de los personajes más cuestionados en las denuncias realizadas por el abogado Lucas Ventoso. El miércoles por la noche, luego de la segunda entrega del informe del programa televisivo CQC que exhibió contundentes declaraciones del vice gobernador, Gabriel Mariotto, el asesor legal externo del Municipio, presentó su renuncia.
Hace más de cuatro años, Ventoso denunció a Altieri y a Oricchio por irregularidades en la administración pública, adulteración de documentación e incumplimiento de los deberes como funcionario.



Según el abogado, Altieri es dueño, junto a su esposa e hijos y Oricchio, de la empresa Pinar del Mar SRL. Peritos judiciales de La Plata trabajaron en el edificio denunciado, ubicado frente a la Comisaría de Pinamar, para determinar “de dónde sacaron Altieri y Oricchio los diez millones de dólares para construirlo. La investigación podría encontar los elementos de prueba que acrediten que se están enriqueciendo ilícitamente. Hace poco más de diez años, Altieri tenía su empresa concursada, estaba en cesación de pagos y, de repente, ahora es millonario”, dijo Ventoso.

Además de negar rotundamente su relación societaria con Oricchio, Altieri dijo: “Soy un generador de negocios y eso no es un secreto. Yo tengo una familia de empresarios”.

Durante los tres últimos años, Pinamar vivió una secuencia de tiempos eleccionarios poco comunes. Como corolario de la destitución del ex intendente Roberto Porretti, año y medio después se llamó a elecciones para cubrir su cargo. Durante estos años, Pinamar recibió la visita del gobernador provincial, Daniel Scioli, una y otra vez. Su insistente y explicito apoyo a su “amigo personal” (¿y socio?) Blas Altieri, irritó a unos cuantos. Y si era “peronista”, más aun. Altieri es el ancestral y único líder del MUPP (Movimiento por el Partido de Pinamar) un rejunte de militantes de todos los colores desilusionados con sus partidos madres.

Resulta sorprendente presenciar cómo, en tiempos en que la política progresista impulsada por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner es apoyada por la mayoría de los argentinos, más de un político de ideología y práctica menemista aprovecha la ocasión.
En Pinamar, ejemplos tenemos y muchos. El más emblemático es el de Altieri que hoy apoya a Cristina. Sin embargo, debemos recordar que este intendente gobernó largos años bajo el amparo de los principios de la década Menem/Duhalde.

A contramano de la Nación, este gobierno apoya la construcción de una universidad privada mientras rechaza la creación de una sede de la UBA en Pinamar. O arancela la salud pública, un derecho esencial que el Estado nacional defiende. Construye obras en forma compulsiva, sin llamar a las obligadas audiencias públicas para que sea el pueblo quien decida si quiere o no un acceso nuevo a su localidad y cómo lo quiere. Tampoco consultó si el hospital debía ampliarse o si se debía construir uno nuevo. Lejos de la gente parece más cómodo.

“Hay que intentar cambiar el rumbo de este distrito que está lateral al proyecto nacional”, dijo el vicegobernador de la Provincia, Gabriel Mariotto, al notero de CQC. Remarcando la importancia de la conformación de la Comisión Investigadora que analizará las irregularidades denunciadas por Ventoso, Mariotto dijo que “es el HCD quien tiene la potestad de llevar adelante las acciones para que se interpele el accionar de los funcionarios de gobierno de Pinamar”.

En relación al juri de enjuiciamiento a los fiscales de Dolores., Mariotto dijo: “Vamos a investigar todo lo atrasado”. Y remarcó la importancia de la participación ciudadana: “Hay una Pinamar profunda, que necesita de un Estado nacional, un Estado provincial y un Estado municipal porque no todo lo que reluce es oro”.

Pinamar es concebida como un millonario negocio inmobiliario. Este intendente lejos está de pensar el turismo como una política pública en la que la comunidad tenga vital protagonismo. Mientras la Nación concibe el crecimiento igualitario de sus comunidades, Altieri piensa a Pinamar como una gran empresa.

El Plan de Gestión 2010/11 contemplaba subsidios provinciales y nacionales por más de $450 millones que nunca fueron analizados por la comunidad y que producirán, inevitablemente, un fuerte impacto urbano ambiental. Mientras, los vecinos siguen esperando la red de agua y cloacas, la planta de residuos sólidos urbanos o la resolución del frente marítimo, que tantos intereses particulares involucra. Esto también será analizado por los ediles.

Según pregonan los funcionarios, las obras públicas traen trabajo y prosperidad para todos. Sin embargo, en Pinamar la comunidad está acostumbrada a que las empresas, propiedad de estos funcionarios, ganen una y otra vez las concesiones de las codiciadas obras públicas. Todo queda entre cuatro. Hace veinte años que es así. Como digo… desde los ’90.

Al intendente no le gusta que le pidan explicaciones. No quiere explicar por qué entregó viviendas sociales a sus hijas y a funcionarios como Alberto Morales. O por qué, casualmente, la inmobiliaria que intervino en la operación fue la de su hermana. Al intendente tampoco le place atender a todos los periodistas. Sólo a los que le ofrecen una alfombra roja para que pueda explayar sus largos monólogos. Y, sino, será tratado (como en el caso de esta cronista) de “enferma, loca y mentirosa”.

Este intendente se ofende porque tiene que dar explicaciones de lo que hace, gasta y decide. Tal vez sus funcionarios deberían explicarle que así funciona la democracia. Pero no, sus funcionarios pegan, insultan, gritan y patean. Lo mismo que hacen los niños cuando no satisfacen sus caprichos. Por eso, el lunes próximo, el HCD llamará a sesión especial para suspender al intendente mientras dure la investigación.


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