miércoles, 4 de abril de 2012

La historia la ganan los que escriben.



por Walter Montero


La historia la ganan los que escriben, los que hablan, los que filman, los que preguntan desde la verdad de los hechos y desde la honestidad de sus convicciones.
¿Tenemos que ver por televisión cómo le pegan y agreden a periodistas nacionales para darnos cuenta que estamos viviendo en una localidad cuyo gobierno es autoritario y no respeta en nada el derecho de todos a estar informados?
Estamos ante un Ejecutivo que no tolera cuestionamientos amparándose en que fue electo legítimamente. ¿Cuántos de sus electores de buena fe apoyan el accionar de estas patotas que quieren resolver todo a las trompadas? No escuché hasta ahora ningún comunicado de condena a estos hechos que saliera desde el partido gobernante (MUPP). ¿Debo pensar entonces que el MUPP es la barra brava del Intendente o su fuerza de choque? Todos los partidos políticos, con o sin representación en el HCD, también el MUPP, debemos exigir la renuncia de todos los funcionarios que participaron y alentaron este proceder siniestro que vimos desarrollarse el pasado 2 de abril.
Es necesario imponer la condena social a estos sujetos que lejos de representar a la democracia nos vuelven a un pasado que ninguno de nosotros merece.
Las entidades intermedias de nuestra comunidad hasta ahora han guardado silencio. Tal vez porque en Pinamar aún funciona el “yo, argentino”, el no te metas. No leí, y pido disculpas de antemano si me equivoco, ninguna expresión de repudio a los hechos de violencia que sufriera la prensa nacional y local, con excepción del HCD y de la Asociación de Prensa de Pinamar.
Hoy nos sorprende más el cómo se caen algunas caretas que el hecho en sí mismo de la adjudicación oscura de 22 viviendas. Todo el que tenga más de 10 años en Pinamar lo sabía. No nos sorprende esta “noticia”. Convivimos con ella 12 años. Pero 2 cosas pasaron en este último tiempo en este pueblo distinto. La primera fue la voluntad del Dr. Lucas Ventoso de investigar y denunciar a la justicia. La otra fue la posibilidad de que en Pinamar viejos y nuevos periodistas, más comprometidos con la verdad que con su propio bienestar, hayan decidido cargar sobre sus hombros estas denuncias y así entonces difundirlas en lugar de menospreciarlas y ningunearlas. Periodistas a los que intentaron desprestigiar de muchas formas, algunas de ellas muy miserables, de la que también participaron, reproduciendo el discurso del poder, otros periodistas.
La mentira si se repite incansablemente y se retrasmite hasta el hartazgo día tras día, en la radio, en la TV y en los diarios termina siendo aceptada por todos y pasa a convertirse en verdad. Por eso creo que hoy, a futuro, ganó la historia. Porque hubo personas que dijeron lo que era necesario decir. Acompañaron a la verdad y se comprometieron con su honestidad, su orgullo profesional y fundamentalmente con la defensa de un derecho que es de todos, el derecho a la información.
No dejemos que se la banquen solos. No esperemos que los defiendan los de afuera. Si en realidad somos una comunidad, o por lo menos queremos serlo, no sigamos siendo espectadores televisivos de la barbarie y la intolerancia incrustada en el poder.
Repudiemos todos desde cada lugar que ocupemos, desde cada institución en la que estemos este accionar violento, intimidatorio e inapropiado para una sociedad democrática. Acaso Pinamar pasa vergüenza solamente cuando los empleados municipales quemamos gomas en una protesta legítima o nos manifestamos en Pantalla Pinamar?
El que calla otorga dice el refrán popular. Ahora bien, si deseamos realmente que estos hechos no vuelvan a ocurrir, si pretendemos siempre saber la verdad, si queremos vivir en una comunidad que sea cada día más solidaria, entonces tendremos que exigir a quienes nos representan, a quienes nos gobiernan una mejor calidad humana en nuestros funcionarios.

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