domingo, 22 de abril de 2012

Entre esos tipos y yo hay algo personal


Por Mariana Dufour
"El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un texto insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo"  enseñó, alguna vez, Tomás Eloy Martínez. Se trata de una verdad tan contundente y delicada que se hace difícil darse el lujo de descuidarla.
Dos días después de los violentos sucesos protagonizados por funcionarios municipales y exhibidos en infinidad de videos, el periodista Raúl Coronel publicó una nota de opinión. “Las claves de la crisis” fue el ambicioso titulo elegido. Con palabras melosas y redundantes, en sintonía con el discurso oficial, Coronel resaltó la fecha patria en que se sucedieron los hechos de violencia “en torno a una nueva presencia de un móvil de CQC, un envío televisivo que supo tener años de esplendor y hoy se debate en la caducidad del formato y de una televisión cada vez más lanzada y que ha perdido su capacidad de sorprender”.
El sesudo periodista invitó a la comunidad a la reflexión “para decirle que estos chicos han venido a reírse de nosotros. No los guía ningún ansia de beneficio para nadie, ni la libertad de expresión, ni fines altruistas. Y que se han llevado lo que venían a buscar, o sea, mugre, miserias y dignidad ajena”. Luego, Coronel llamó “gran batahola” a la violencia ejercida por el Estado Municipal que coartó la libertad de trabajo de la prensa. Y, subiéndose a otro de los caballitos de batalla de este Ejecutivo que lo tiene como “periodista de alquiler”, puso en duda la intención de los concejales presentes en el acto.
Coronel pensó las “claves de la crisis” tres días después de la “batahola”. La noche del miércoles, CQC emitió su contundente informe que, mas allá del indiscutible profesionalismo, no hizo más que confirmar lo que algunos periodistas de Pinamar informamos. Ante las repercusiones que este documento produjo en la comunidad y el Concejo Deliberante, el mismo periodista que escribió esta burda, pero no menos peligrosa nota defenestrando a CQC con argumentos de cotillón (indignos de un profesional), el jueves ya proclamaba otro discurso entre sus pares...

Dos semanas después…
Tan solo dos semanas después, este Coronel escribió otra nota en un periódico de Cariló que fue anunciada en tapa: “La corrupción al descubierto”. La crónica detalla “los humillantes hechos provocados por la llamada patota de Altieri contra el periodismo nacional y local, que deja al descubierto la enorme trama de corrupción de los funcionarios y empleados de la Municipalidad de Pinamar junto a otros personajes”. Y agrega: “Es de lamentar que, pese al ataque a nuestros periodistas, haya dos o tres que afirmaron que lo ocurrido fue una movida mediática que solo busca mugre”. ¿¡Qué!? ¿Pero él mismo no se encuentra entre esos dos o tres? ¿No fueron las palabras usadas por este periodista tan solo unos días antes? ¿Coronel se cita a si mimo para criticarse? Como dijo un vecino, este papagayo da para todo!



“¿A quién sirven cuando alzan las banderas?”
¿A quien servirá, ahora, éste Coronel que alza nuevas banderas? La flamante opinión de Coronel muestra a De Marco, “atropellando” a Gonzalito, a un Yeza, a un Santoaiani y a un Liberanome “insultando” al periodista Juan De Marchi. Ahora, que los vientos parecen cambiar, Coronel se dio cuenta que fueron “los funcionarios municipales quienes agredieron a los integrantes de CQC”. Y se dio cuenta, también, que los noteros “habían venido a Pinamar para averiguar sobre las viviendas financiadas por Provincia, en la que viven, entre otros, las hijas del intendente Blas Altieri y familiares del secretario Alberto Morales”. Afirmaciones del mismo Coronel que, hasta hace días no más, trataba a estos funcionarios con términos melosos. Los lectores saben de las páginas colmadas de sus entrevistas condescendientes hasta el empalago! ¿Qué pasó, Coronel? ¿Se te terminó el contrato?
Pero la nota de opinión no culminó allí: “…el jefe municipal fue, literalmente, rodeado por sus más allegados funcionarios para cubrirlo de cualquier pregunta que pudiera lanzar el insidioso periodista”. ¿¡Qué!? (disculpen la repetición) ¿No era que “estos chicos han venido a reírse de nosotros y no los guía ninguna libertad de expresión?”
La pantomima continuó: “…se pudo observar a más funcionarios municipales y provinciales golpeando, amenazando, apurando e insultando al representante de la prensa y a todo aquel que se interpusiera”. Y, sorprendiendo hasta a los mas incrédulos, Coronel reprobó “la defensa encarnizada desde el oficialismo que denunciaba a los visitantes desde golpear a un menor hasta faltarle el respeto a los caídos…”  bla, bla, bla…
Todo lo que continúa escribiendo es verdad…pero Coronel ya perdió su patrimonio: la credibilidad. “Cada vez que se firma un texto insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo”.
“Luego de la edición de CQC, muchas caretas se cayeron” se atrevió a sermonear Coronel…Pero éste Coronel, como tantos coroneles, no trabaja solo ni en forma aislada. Son parte del engranaje del poder de turno que se vale de ellos para engañar y “construir” más poder…ese que no pueden erigir desde la verdad. A éste coronel lo acompañan expertos en parodia que, como gran producción periodística, ofrecen radio novelas nacidas de inteligencias pobres y obsoletas.

¿A quién sirven cuando alzan las banderas? A si mismos, sin dudas.  Como dijo la presidente hace solo dos días: “¡A otra parte con tanto cuento, con tanta historia y tanto papagayo suelto que repite lo que le dicen o, lo que es peor, repiten lo que escuchan! Hacen de papagayos porque les pagan”.

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